domingo, 29 de junio de 2008

Los cuatro pilares de la educación para el siglo XXI

1. APRENDER A CONVIVIR

La violencia domina con demasiada frecuencia la vida en el mundo contemporáneo, estableciendo un triste contraste con la esperanza que algunos cifran en el progreso humano. La historia de los hombres se ha visto muchas veces herida por los conflictos. Pero el riesgo se ha visto incrementado por dos nuevos factores. En primer lugar, los seres humanos hemos creado en el siglo XX un extraordinario potencial para la autodestrucción. En segundo lugar, está la capacidad de los nuevos medios de comunicación para proveer al mundo entero de información y de reportajes inverificables acerca de los conflictos que tienen lugar.

La opinión pública se ha convertido en una observadora desvalida, víctima incluso, de aquellos que inician o estimulan los conflictos. Hasta ahora la educación ha sido incapaz de hacer mucho por mitigar esta situación. ¿Podemos hacer más? ¿Podemos educarnos para evitar los conflictos o para resolverlos en forma pacífica?

La idea de enseñar la no violencia en las escuelas es ciertamente digna de alabanza. Sin embargo, parece realmente inadecuada si observamos sus reales implicancias. El desafío es tanto más difícil cuanto que las personas tienen una tendencia natural a sobreestimar sus propias capacidades -o las del grupo al cual pertenecen- y a mantener prejuicios respecto de las otras personas. Es más, el clima general de competencia que prevalece en las economías tanto domésticas como internacionales, tiende a convertir la competencia y el éxito personal en los valores de la modernidad.

2. APRENDER A SER

Este desarrollo humano es un proceso dialéctico basado tanto en el conocimiento de sí mismo como en las relaciones con otras personas. Supone también una experiencia personal exitosa. Como medio para el entrenamiento personal, la educación debe ser un proceso altamente individualizado y al mismo tiempo una experiencia social interactiva.

En su Preámbulo, el informe Aprender a Ser (1972) expresaba el temor a la deshumanización del mundo, asociada al progreso técnico. Y uno de sus principales mensajes era que la educación debía habilitar a todas las personas para "ser capaces de resolver sus propios problemas, hacer sus propias decisiones y asumir sus propias responsabilidades". Desde entonces, todo el progreso en las diferentes sociedades, especialmente el impresionante aumento del poder de los medios de comunicación, ha intensificado esos temores y ha hecho los imperativo el que ellos sustentan aún más legítimos.

Esta deshumanización puede aumentar en el siglo XXI. Más que educar a los niños para una sociedad determinada, el desafío será asegurar que cada uno tenga los recursos personales y las herramientas intelectuales necesarias para comprender el mundo y comportarse como un ser humano responsable y bien intencionado. Más que nunca antes, la tarea esencial de la educación parece ser asegurar que todas las personas gocen de libertad de pensamiento, juicio, sentimientos e imaginación parta desarrollar sus talentos y controlar todo lo que puedan de sus propias vidas.

3. APRENDER A HACER

Este tema está estrechamente relacionado con el de la capacitación para el trabajo: ¿cómo adaptamos la educación de manera que pueda preparar a las personas para realizar los tipos de trabajo que necesitaremos en el futuro? Aquí tenemos que hacer la distinción entre las economías industriales, donde la mayoría de las personas gana un salario, y otras economías donde el auto-empleo o el trabajo casual son todavía la norma.

En las sociedades donde la mayoría de las personas tiene empleos pagados, que se han desarrollado a través del siglo veinte basándose en el modelo industrial, la automatización está haciendo que este modelo se vuelva cada vez más "intangible". Él enfatiza el componente del conocimiento de las tareas, incluso en la industria, tanto como la importancia de los servicios en la economía.

El futuro de estas economías depende en su capacidad de convertir los avances en el conocimiento en innovaciones que puedan generar nuevos negocios y nuevos empleos. "Aprender a hacer" ya no puede significar lo que significaba cuando las personas eran capacitadas para ejercitar tareas muy específicas en procesos de manufactura. El entrenamiento en habilidades tiene que evolucionar y llegar a ser más que sólo un medio de impartir el conocimiento que se necesita para hacer un trabajo más o menos de rutina.

4. APRENDER A APRENDER

Este tipo de aprendizaje se refiere menos a la adquisición de conocimiento estructurado que al dominio de herramientas de aprendizaje. Se lo puede considerar al mismo tiempo como medio y como fin de la existencia humana. Considerado como medio, las personas tienen que aprender a comprender el mundo que la rodea, al menos tanto como sea necesario para que puedan llevar sus vidas con dignidad, desarrollar sus habilidades para el trabajo y comunicarse con otras personas. Considerado como fin, está sustentado por el placer que puede derivarse del comprender, del conocer y del descubrir.

Aprender a aprender implica aprender cómo aprender, desarrollando la concentración, la memoria y el pensamiento. Desde la infancia, los jóvenes deben aprender cómo concentrarse: en objetos y en otras personas. Este proceso de mejorar la capacidad de concentración puede tomar diferentes formas y puede ser apoyada por diferentes oportunidades de aprendizaje que surgen en las vidas de las personas (juegos, programas de trabajo experienciales, viajes, actividades científicas prácticas, etc.,)

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